Los beneficios potenciales de los extractos de frutos secos en el
tratamiento del cáncer: Formulaciones emergentes en nanomedicina
Dr. Christian Chapa González
Jefe del grupo de investigación NANOMEDICINA de la UACJ
Dra. Jazmín Cristina Stevens
Barrón
Departamento de Ciencias Veterinarias
Introducción
¿Podrá la nanomedicina con extractos de compuestos bioactivos abrir nuevas fronteras en la investigación
contra el cáncer y transformar los tratamientos actuales? Aun no tenemos la respuesta, lo cierto es que
nos estamos acercando. Los compuestos bioactivos son sustancias naturales o sintéticas que interactúan
con organismos vivos, produciendo efectos biológicos específicos. Estos compuestos pueden tener
propiedades beneficiosas para la salud o ser utilizados en tratamientos médicos. Los extractos de
compuestos bioactivos se han mostrado efectivos como coadyuvantes en tratamientos contra el cáncer. El
cáncer es una enfermedad multifactorial compleja que afecta cada año a millones de personas en todo el
mundo [1]. Por ello, si al lector le preguntamos si conoce algún caso en su familia o conocidos sobre
cáncer es muy probable que su respuesta sea afirmativa porque se trata de un problema de salud pública
mundial muy serio. Nuestro conocimiento acerca de las causas del cáncer ha permitido avanzar hacia
nuevas formas de tratamiento, diagnóstico y prevención, pero el cáncer sigue siendo una de las
principales causas de muerte a nivel mundial, a pesar de los avances. De hecho, se ha pronosticado que
el cáncer siga estando en los primeros lugares de muertes a nivel mundial en los próximos años y sigan
creciendo los números de incidencia y mortalidad [2].
Hoy en día, los investigadores no descansan en buscar innovaciones en el tratamiento buscando
aumentar las tasas de supervivencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Recientemente se han
registrado avances importantes en la investigación, prevención y el tratamiento del cáncer [3] (Figura
1), como en 2006 cuando se aprobó la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) que causa
aproximadamente el 70% de todos los casos de cáncer de cuello de útero; en 2010 la primera, y hasta
ahora única, vacuna derivada de células dendríticas (inmunitarias) del paciente de cáncer de próstata
metastásico que ya no responde a la terapia hormonal; en 2017, la terapia CAR-T personalizada, que es
una terapia inmunológica que utiliza células del sistema inmunitario modificadas genéticamente para
atacar células cancerosas, y en 2018 se aprueba el primer fármaco dirigido contra tumores sólidos
metastásicos o inoperables que hayan empeorado tras un tratamiento previo en cualquier parte del cuerpo.
Figura 1. Hitos recientes en la investigación, prevención y el tratamiento del cáncer,
elaborado con información de [3]
Los compuestos bioactivos están llamando la atención de investigadores para seguir innovando en
tratamientos contra cáncer [4], [5]. En este artículo, veremos cómo la inclusión de compuestos
bioactivos, como extractos ricos en tocoles (que son un grupo de compuestos, incluyendo la vitamina E,
que protegen las células del daño causado por sustancias oxidantes) o extractos ricos en fenoles (que
son moléculas orgánicas presentes en muchas plantas, con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias y
que se encuentran en alimentos como frutas y verduras), para complementar o mejorar los tratamientos
actuales es un ejemplo de la innovación científica continua en la lucha contra el cáncer. Estos
compuestos no buscan reemplazar las terapias convencionales, sino potenciar su efectividad. La
investigación actual en compuestos bioactivos demuestra que es posible tratar la enfermedad y mejorar la
calidad de vida de los pacientes buscando reducir los efectos secundarios de tratamientos actuales como
la quimioterapia y la radioterapia.
Especies reactivas de oxígeno (ROS) y su impacto en el cáncer
A pesar de sus efectos secundarios significativos, la quimioterapia sigue siendo la opción más
común o el tratamiento estándar para muchos tipos de cáncer. Aunque es eficaz en destruir células
cáncerosas, también afecta a las células sanas. Las quimioterapias son responsables de elevar los
niveles de unas moléculas denominadas especies reactivas de oxígeno, ROS por sus siglas en inglés para
Reactive Oxygen Species [6]. Estas ROS son moléculas de oxígeno altamente reactivas que pueden dañar las
células si se producen en exceso. Están involucradas en procesos biológicos normales, pero también en el
desarrollo de enfermedades. El equilibrio entre la generación y la eliminación de ROS mantiene el nivel
normal de ROS en la célula. En niveles normales, las ROS apoyan las funciones de las células sanas como
la defensa inmunológica, la estabilidad genómica, la regulación de la transcripción y traducción; sin
embargo, el aumento de los niveles de ROS favorece la inestabilidad genética, acelera la progresión del
ciclo celular, la señalización oncogénica, la reprogramación metabólica, el crecimiento celular
aberrante [7]. Y si los niveles de ROS continúan aumentando favorecen la muerte de las células
cáncerosas, la detención del ciclo celular, la senescencia, la muerte celular (Figura 2). Existen
fármacos quimioterapéuticos generadores de oxidantes que son administrados para lograr una sobrecarga de
ROS para que las células cáncerosas mueran [8].
Los ROS son muy variados y se ha estudiado cuál es su principal fuente, cómo actúan y cuál es
su sistema de depuración. Por ejemplo, uno de estos ROS es el peróxido de hidrógeno (H₂O₂), una molécula
que puede ser eliminada mediante proteínas específicas conocidas como proteínas diana. Estas proteínas
actúan como interruptores redox (un proceso químico que implica transferencia de electrones) en la
comunicación celular, a través de un mecanismo llamado modificaciones postraduccionales, donde se
producen cambios en moléculas internas, como la oxidación de grupos de azufre y metionina (componentes
de las proteínas), así como de centros metálicos en proteínas, selenoproteínas y lípidos oxidados [7].
Otro ROS relevante es el peroxil (ROO·), una molécula que se genera a partir del H₂O₂. Este ROS tiene un
efecto dañino directo sobre las membranas celulares a través de un proceso llamado peroxidación, que
básicamente "destruye" la estructura de la membrana, provocando la muerte de la célula. Afortunadamente,
el organismo cuenta con defensas naturales contra estos radicales, como los antioxidantes intrínsecos,
que son moléculas específicas producidas por el cuerpo para neutralizar los ROS y prevenir daños. Sin
embargo, cuando los niveles de ROS se acumulan más allá de lo que los antioxidantes intrínsecos pueden
manejar, es necesario recurrir a antioxidantes exógenos. Estos son compuestos bioactivos que podemos
obtener a través de una dieta rica en alimentos antioxidantes o mediante suplementos nutricionales.
Estos antioxidantes ayudan a equilibrar los niveles de ROS, protegiendo a las células de posibles daños.
Figura 2. Las especies reactivas del oxígeno (ROS) como agentes de señalización celular
y
fisiológica. Elaborada con información de [6], [7], [8]
El papel antioxidante de los compuestos bioactivos de los frutos secos
Los compuestos bioactivos son sustancias naturales que, al ser consumidas, pueden tener efectos
positivos en la salud. Estos se encuentran en una variedad de alimentos, incluyendo frutas, verduras y,
particularmente, en los frutos secos. Entre estos compuestos se destacan los polifenoles, los
flavonoides, los ácidos grasos omega-3 y las vitaminas como la E, que tienen propiedades antioxidantes.
El principal mecanismo de acción de los antioxidantes es su capacidad para interactuar con las ROS que
se producen naturalmente en el cuerpo. Las ROS, aunque necesarias en pequeñas cantidades para funciones
celulares, pueden acumularse en niveles elevados bajo ciertas condiciones, como el estrés, la mala
alimentación o incluso durante tratamientos como la quimioterapia. Para que las ROS no dañen el ADN, las
proteínas y las membranas celulares de las células sanas, se pueden emplear los antioxidantes presentes
en los frutos secos, como los tocoferoles y los fenoles, que tienen la capacidad de interceptar y
neutralizar estos radicales libres. Por ejemplo, los fenoles, gracias a su estructura química, pueden
interactuar con los ROS y reducir su capacidad de dañar las células. En la Figura 3 puede verse algunos
compuestos bioactivos derivados de la nuez y un recuadro con la reacción de un polifenol con el radical
peroxil. Gracias a esa reacción en consecuencia, no reaccionaría con la membrana, esta es su función
antioxidante. En el caso específico de las nueces pecanas, su alto contenido en tocoferoles (vitamina E)
y otros compuestos fenólicos ha atraído la atención de la comunidad científica por sus efectos
antioxidantes, anti-ROS.
Figura 3. La nuez como fuente de compuestos bioactivos, entre ellos los flavonoides,
fenoles y
tocoles. En el recuadro se muestra una reacción entre un fenol y una ROS, peroxil ROO, al reaccionar
dos ROS son reducidos por una molécula del fenol, mostrando su efecto antioxidante
Evidencia científica sobre los beneficios del consumo de nueces en el cáncer
En consecuencia, la nuez pecana y otros frutos secos se consideran como una fuente rica de
antioxidantes. Los ensayos clínicos son estudios de investigación en humanos diseñados para evaluar la
seguridad y eficacia de nuevos tratamientos médicos y se llevan a cabo para el desarrollo de nuevos
fármacos y terapias. Recientemente, se reunió bastante evidencia científica en ensayos clínicos en donde
se demostró el efecto benéfico del consumo de nueces respecto al tratamiento del cáncer. Por ejemplo, en
2015 después de revisar los resultados de 36 ensayos clínicos que incluían más de 30 mil sujetos de
estudio se determinó que el consumo de nueces puede contribuir a reducir el riesgo de cáncer colorectal,
endometrial y pancreático [9]. En 2019, a mujeres que se les detectó cáncer de mama se les indicó
consumir 2 oz. (aproximadamente 56 gramos) de nueces por día hasta el día de la cirugía de extirpación.
Los resultados demostraron que el consumo de nuez activó vías metabólicas que promueven la muerte
celular (apoptosis) y que se inhibieron vías metabólicas que promueven la proliferación y migración
celular. Estos resultados apoyan la hipótesis de que, en humanos, el consumo de nueces podría suprimir
el crecimiento y la supervivencia de los cánceres de mama [10]. Luego, en 2022 un análisis tipo
“umbrella”, que se considera uno de los niveles más altos de síntesis de evidencia científica
disponibles, determinó que una ingesta de 28 gramos de nueces por día está asociada a una reducción del
riesgo de muerte por cáncer [11]. Si bien, toda esta evidencia está basada en el consumo de nueces, es
posible obtener los beneficios mediante extractos de los compuestos bioactivos.
En los últimos años se ha formulado quimioterapias en conjunto con derivados de compuestos
bioactivos. Además, el campo de la nanomedicina ha abierto nuevas puertas para optimizar el uso de estos
compuestos, brindando innovadoras terapias complementarias a los tratamientos convencionales. Por
ejemplo, en 2018 se estudiaron unas nanoestructuras liposomas de tocoferoles cargados de vincristina, un
medicamento de quimioterapia que se utiliza para tratar diferentes tipos de cáncer, como la leucemia, el
linfoma, el mieloma, el cáncer de mama, el cáncer de cabeza y cuello, y los sarcomas de tejidos blandos
[12]. En ese estudio se determinó que las formulaciones que combinan los fármacos con compuesto
bioactivos son estables, por lo que sí es posible la combinación de quimioterapias con extractos de
frutos secos ricos en tocoferoles o tocotrienoles. En 2020, examinaron la aplicación potencial de la
formulación de ɑ-tocotrienol para mejorar la eficiencia de la doxorrubicina, un fármaco ampliamente
utilizado en la quimioterapia del cáncer, en hepatocarcinoma, el tipo de cáncer de hígado más común y la
quinta causa de muerte por cáncer en el mundo [13]. La combinación de extractos ricos en compuestos
tocoles o fenoles parece ser prometedor hacia nuestra búsqueda de tratamientos más seguros y eficaces
[14].
Aunque se requieren más ensayos clínicos para acumular evidencia sobre el efecto benéfico de la
combinación de quimioterapias con compuestos bioactivos o extractos que sean más seguros y eficaces
disminuyendo los efectos adversos, los investigadores están dando pasos en ese sentido. Por ejemplo, se
estudiaron las interacciones entre extractos ricos en tocoles y extractos ricos en fenoles de nueces con
células de varios tipos de cáncer y, en general, se observó que los extractos de frutos secos
efectivamente actúan de forma sinérgica para provocar la muerte de estas células [15]. Además, en 2020
se emplearon extractos de menta en pacientes con cáncer de mama , en 2022 setas shiitake en desórdenes
relacionados al cáncer de páncreas [16] y extractos de brotes de brócoli en pacientes con cáncer de mama
[17] y en 2024 extractos de muérdago en pacientes con cáncer pancreático avanzado [18]. El énfasis está
en lograr el equilibrio entre los niveles de ROS causados por las quimioterapias y aprovechar los
efectos antioxidantes de los extractos para equilibrar los niveles adecuados de ROS en las células
sanas. Existe evidencia sobre los beneficios de complementar las terapias con tocoferoles o
tocotrienoles en cáncer de próstata [19] y cáncer de ovarios [20]. Los resultados de estudios en humanos
y en laboratorio sobre las actividades preventivas del cáncer de diferentes formas de tocoferoles y
tocotrienoles son prometedoras. Por esa razón, es factible proponer formulaciones elaborados con
extractos de nuez pecana, que como se comentó anteriormente es muy rica en compuestos bioactivos,
dirigidos al desarrollo de terapias adyuvantes, es decir, tratamientos que complementen los métodos
convencionales. Esto se ha vuelto una prioridad de los investigadores en la lucha contra esta
enfermedad.
Afortunadamente, Chihuahua, México es una región productora una región altamente productora de
la nuez pecana y ocupa un lugar de producción muy importante a nivel mundial. Por ello puede
aprovecharse para desarrollar formulaciones para ofrecer soluciones encaminadas hacia la mejora de las
terapias actuales de cáncer que este estado también ocupa los primeros lugares en incidencia y
mortalidad. Particularmente la leucemia ocupa el primer lugar en los rangos de edad desde cero hasta 29
años en la población de hombres y mujeres en México. Por esa razón, se están investigando las
formulaciones de nanomedicina con los compuestos bioactivos extraídos de la nuez pecana como un enfoque
novedoso de las nuevas fronteras en el tratamiento del cáncer. Se busca analizar el efecto de tocoles y
fenoles sobre el estado de células normales y cáncerosos, así como su sensibilización a agentes
terapéuticos, particularmente en los tipos de cáncer con mayor incidencia en Chihuahua, como el cáncer
colorectal y la leucemia linfoblástica aguda, entre otros.
La creciente adopción de métodos basados en la nanomedicina para tratamiento del
cáncer
Por otro lado, la nanomedicina es un campo interdisciplinario, disruptivo que utiliza
materiales a escala nanométrica (mil veces más pequeños que un cabello humano) para mejorar la
administración de medicamentos y tratar enfermedades de manera más precisa. Se espera que los avances
significativos y la reciente comercialización de productos, como las vacunas basadas en ARNm y
liposomas, impulsen el crecimiento de las nanomedicinas en un futuro próximo. Además, la creciente
adopción de métodos basados en la nanotecnología para la administración de fármacos y la ineficacia
prevalente de las terapias convencionales representan perspectivas de crecimiento emergentes para la
industria de la nanomedicina, cuyo principal desafío en el tratamiento del cáncer es atacar
selectivamente las células cáncerosas sin dañar las células sanas. Aquí es donde la nanomedicina tiene
el potencial de revolucionar el campo.
Por todo lo anterior, la encapsulación de los compuestos bioactivos que se extraen de los
frutos secos, como la nuez pecana, en sistemas de nanomedicina como nanopartículas de oro, nanofibras
electrohiladas, liposomas, micro- y nanoemulsiones, entre otros sistemas de nanomedicina ofrece un
panorama prometedor. Estos sistemas de nanomedicina permitirían una liberación controlada y prolongada
de los compuestos, mejorando su estabilidad y biodisponibilidad en el organismo. Además, pueden ser
diseñados para administrarse por diferentes vías y para dirigirse específicamente a las células
tumorales, aumentando la eficacia del tratamiento y reduciendo los efectos secundarios.
Conclusión
Los avances en la investigación científica de las propiedades beneficiosas de los compuestos bioactivos,
extractos ricos en tocoles y fenoles, en sistemas de nanomedicina otorgan una perspectiva que hasta
ahora es prometedor. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer en la investigación científica
antes de que los extractos de frutos secos encapsulados en sistemas de nanomedicina puedan ser
utilizados de manera rutinaria en los tratamientos oncológicos. Se necesitan varios proyectos de
investigación y estudios que evalúen su seguridad y eficacia en humanos, determinar las dosis óptimas y
los posibles efectos secundarios a largo plazo. Para llegar a ese punto es imperativo consolidar una
infraestructura científica dedicada al desarrollo de las investigaciones, especialmente en áreas
interdisciplinarias como la nanomedicina, donde convergen campos como la ingeniería biomédica, la
química y la medicina. Esto facilitaría, a la vez, la integración de estudiantes y la formación de
nuevos investigadores, contribuyendo al crecimiento académico y al desarrollo de proyectos de
investigación a largo plazo. Además, este tipo de proyectos científicos requiere establecer redes de
colaboración formales y eficientes entre distintos grupos de investigación, ampliando las posibilidades
de llevar a cabo investigaciones de fases preclínicas y clínicas, que eventualmente podrían mejorar la
vida de millones de personas. Si ya hemos avanzado tanto con compuestos bioactivos y nanomedicina, ¿qué
descubrimientos nos esperan si seguimos explorando?
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