¿Eres lo que comes o comes lo que eres?
John
Fredy Aristizabal
Cuauhcihuatl Vital
Patricia Olivas
¿Qué significa el dicho “eres lo que comes”? ¿Por qué no puede ser “comes lo que eres”? En animales,
y particularmente en primates no-humanos, se podría asegurar que ellos comen lo que son y no al
revés. Y a pesar de que este juego de palabras parece confuso; el asunto no es banal, imaginemos
cuál sería la forma más fácil de describir y entender nuestros hábitos alimenticios.
En la sociedad, la cantidad de alimento que comes te define, ya sea como un
comelón/glotón/tragón o como una persona a dieta/saludable en su alimentación. Dentro de nuestros
hábitos, solemos “repetir” un plato de comida aun cuando aparentemente estamos satisfechos; y
todavía, nos tomamos una dosis de bebidas azucaradas. Comúnmente, después de una abundante comida,
la carga metabólica en el cuerpo nos hace dormir. Este proceso parece una máquina fotocopiadora
diaria de nuestros hábitos, lo cual al final desemboca en la aparición de depósitos laterales en el
cuerpo. La obesidad en humanos, que es un verdadero problema de salud pública en México, es la
consecuencia de exceder las necesidades energéticas diarias que tiene nuestro cuerpo y que no
percibimos.
Este fenómeno alimenticio ha sido “puesto sobre la mesa” desde el 2005 por los profesores
Stephen Simpson y David Raubenheimer, de la Universidad de Sídney, Australia, desarrolladores de un
modelo integrador para la nutrición animal llamado Marcos Geométricos; el cual ha evaluado las
necesidades energéticas desde una perspectiva multidimensional. Este trabajo ha permitido explicar
las causas dietéticas de la obesidad humana de una manera distinta a la tradicional. Tres nutrientes
son esenciales en la dieta humana: la proteína, necesaria para el crecimiento de los tejidos
corporales, presente, principalmente en la carne, en vegetales y granos (como la espinaca y el
frijol); y los carbohidratos y lípidos, que juntos son los nutrientes denominados no-proteicos, que
proveen seis veces más energía que la proteína, los cuales están presentes en alimentos como
tortilla, papas, pan, frutas y hasta refrescos. El papel de la proteína en los problemas de obesidad
ha sido ignorado, porque la proteína provee la menor parte de la energía en el cuerpo humano y
porque el consumo de proteína en la dieta humana se ha mantenido constante a través del tiempo y las
poblaciones. Quiere decir que, aunque los índices de obesidad se han disparado, el consumo de
proteína no ha variado en la dieta del hombre contemporáneo, y se ha tratado como si las dos cosas
no tuvieran relación alguna.
Gracias a este enfoque analítico, ha sido posible entender que los seres humanos
necesitamos consumir una cantidad constante de proteína diaria y que uno de los fenómenos que ha
llevado a problemas de obesidad en humanos es el denominado “apalancamiento de proteínas” (en
inglés: protein leverage). Los científicos australianos sugieren que la fuerte necesidad de ingesta
de proteínas nos lleva al sobreconsumo de lípidos y carbohidratos, y especialmente en dietas con
niveles insuficientes de proteínas. Sin embargo, no es el consumo de proteína en la dieta lo que
genera obesidad, sino todo lo adicional que lleva un plato de comida. Por ejemplo, en los platos
tradicionales de la comida mexicana, tacos, todo lo que acompaña a la carne casi siempre está
saturado de carbohidratos y lípidos, como la tortilla y el refresco. Entonces, cuando una persona
promedio en la primera orden de tacos no satisface su necesidad de proteína, el cuerpo indica al
cerebro que falta alimento, por tanto, al ingerir una segunda orden de tacos, el cuerpo se satura de
nutrientes no-proteicos que, a menos de que tenga una manera de quemar toda esa energía extra,
estarán después convertidos en depósitos de lípidos en el cuerpo; lo cual de manera constante no
será un hábito saludable.
La alacena para los animales silvestres
Recientemente se ha tratado de implementar esta aproximación nutricional en animales. Por ejemplo, los primates silvestres, a diferencia de nosotros, son “nutricionalmente inteligentes”: aunque tengan la alacena llena de alimento (el bosque o la selva) no comen lo que no necesitan ni saturan su cuerpo de lípidos y carbohidratos. Cada animal, incluidos nosotros, tiene necesidades energéticas diferentes. Estas necesidades parten de la evolución de cada especie, sin embargo, el ser humano contemporáneo tiene acceso a múltiples alimentos, de múltiples lugares y sobre-satisface las necesidades. Por tanto, en nuestra investigación estamos utilizando este enfoque en animales mexicanos.Conclusión
En fin, a nuestro juicio y por evidencias científicas “somos lo que comemos”. Los resultados de los profesores australianos demuestran que la respuesta natural del cuerpo humano cuando se enfrenta con dietas desbalanceadas es mantener constante el consumo de proteína; y eso significa que seguirán los problemas de obesidad si no somos capaces de tener una dieta balanceada. Lo que nuestro cuerpo necesita es que seamos congruentes con lo que comemos para cubrir las necesidades energéticas diarias. Por tanto, la respuesta natural del cuerpo humano cuando se enfrenta con dietas desbalanceadas es mantener constante el consumo de proteína. En este sentido es recomendable en primates humanos las dietas ricas en proteínas vegetales como frijoles, espinacas, garbanzos etc. y proteínas animales proveniente de las carnes magras sin saturación de grasa, pero definitivamente, ve con tu nutriólogo a que te asesore y puedas elegir la dieta que más te funciona.Referencias