Voces desde la prisión: pérdida de la libertad y estereotipos de género.
Anett Giselle Gonzalez Renteria.
Estudiante de Ingeniería Biomédica, Instituto de Ingeniería y Tecnología, UACJ
Los estereotipos de género son expectativas culturales que influyen en cómo las personas deben
comportarse en función de su género, moldeando roles, responsabilidades y conductas. Un estudio
realizado por dos investigadoras del Colegio del Estado de Hidalgo examinó cómo estos estereotipos
afectan la percepción de la privación de la libertad en hombres y mujeres, así como su relación con las
condiciones en las que viven en prisión.
En los testimonios de dos individuos, uno condenado por secuestro y otro por acoso sexual, se
revelaron las experiencias y perspectivas relacionadas con la privación de libertad y la carga emocional
que conllevan los estereotipos de género. Uno de ellos compartió haber crecido en una familia unida,
donde nunca sufrió violencia, él comentaba sentir presión, vergüenza y preocupación por no poder cumplir
con su rol social tradicional, esta situación le llevó a experimentar sentimientos de autocrítica y
fracaso debido a su incapacidad para proveer económicamente a su familia mientras estaba encarcelado.
Por otro lado, el segundo individuo creció en un entorno familiar estable y no violento, pero
cuando formó su propia familia, enfrentó conflictos y ataques verbales por parte de las hermanas de su
expareja, según afirma “Yo me hacía cargo de lo económica de ella y mi hijo, a veces me apoyaba,
trabajaba conmigo, pero más se quedaba a cuidar al niño y eso”. A pesar de ser el proveedor, durante su
encarcelamiento no se encontraba preocupado por no serlo más, sino que se centraba más en sus logros
personales, además, contaba con el apoyo de su familia, los cuales se aseguraban de que se encontrara
cómodo dentro de la cárcel.
En contraste, los testimonios de dos mujeres condenadas ofrecieron una perspectiva diferente a
las experiencias de los dos individuos previamente mencionados. Una de ellas experimentó una vida
marcada por la violencia y la limitación de su autonomía, tanto en su crianza como en su matrimonio,
debido a las restricciones impuestas por los estereotipos de género. Su encarcelamiento resultó en el
abandono de su familia, lo que le causó un profundo dolor relacionado con la responsabilidad de haber
dejado a sus hijos solos y el hecho de que, al crecer, también la abandonaron, a pesar de estas
dificultades, esta mujer mantenía la esperanza de rehacer su vida tras su liberación.
En cuanto a la segunda mujer, pese a no haber experimentado violencia en su crianza, creció en
una familia conservadora que limitaba sus actividades, especialmente en lo que respecta al contacto con
hombres. Su tiempo en prisión le brindó la oportunidad de aprender nuevas habilidades y reflexionar
sobre la relación con su esposo, durante este período, aprendió a valorar su independencia y la
capacidad de tomar decisiones por sí misma, algo que no había experimentado en su vida cotidiana antes
de su encarcelamiento. Su testimonio sugiere que, para algunas mujeres, la vida en libertad puede ser
más desafiante que la vida en prisión.
Mientras los hombres en prisión enfrentaban preocupaciones económicas y de roles de género,
como no poder cumplir su papel de proveedor, no enfrentaban el abandono social y familiar de la misma
manera que alguna de las mujeres entrevistadas. Por otro lado, las mujeres encontraron en la prisión un
espacio para el crecimiento personal y la liberación de expectativas tradicionales de género.
Estos relatos resaltan la importancia de cuestionar y abordar estos estereotipos arraigados en
la sociedad y cómo impactan en las vidas de las personas, tanto dentro como fuera de la prisión.
Referencias