¿Son los autos eléctricos una medida para alcanzar un transporte
sostenible en las ciudades?
Dr. Sergio Quezada García
Universidad Nacional Autónoma de México
Dra. Azucena Escobedo Izquierdo
Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. Érick Espinosa Martínez
Universidad del Valle de México
Dr. Gilberto Espinosa Paredes
Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen
El sector transporte en las ciudades incrementa de manera importante la contaminación acústica y la contaminación del aire; lo cual favorece el cambio climático. Por lo tanto, contar con un sistema de transporte sostenible es indispensable para disminuir las emisiones de gases contaminantes, reducir la congestión vehicular, disminuir el tiempo de traslado y mejorar el nivel de vida de las personas. Algunas de las estrategias propuestas consisten en sustituir los automóviles convencionales por autos eléctricos, reducir el kilometraje, disminuir el número de vehículos automotor en las calles, mejorar el sistema de transporte público y realizar nuestros recorridos a pie, bicicleta o patines. El presente trabajo tiene como objetivo contestar dos preguntas: la primera, ¿la adopción de autos eléctricos ayudará a construir un sistema de transporte sostenible? y la segunda, ¿hay otras medidas factibles para lograr un transporte sostenible? Para responder estas preguntas se proporcionan algunos datos sobre los autos eléctricos y las implicaciones que tiene su adopción a gran escala. Posteriormente, se explica en qué consiste la movilidad activa, algunas de sus ventajas y algunas de las barreras a las que se enfrenta
Introducción
En las grandes ciudades, la movilidad urbana y el transporte son factores importantes en el nivel de
vida de las personas que circulan por ellas. Sin embargo, el sector transporte incrementa de manera
importante la contaminación acústica, la contaminación del aire y suele provocar congestión del
tráfico vehicular; lo cual favorece el cambio climático y el efecto de isla urbana de calor.
El efecto de isla urbana de calor consiste en tener una mayor temperatura en las ciudades
como consecuencia de la falta de vegetación, el aumento de las superficies impermeables (como los
techos y el asfalto), las abundantes fuentes de calor (por ejemplo, las industrias y vehículos
impulsados por combustibles de origen fósil) y las altas concentraciones de gases de efecto
invernadero.
Lo anterior tiene impactos negativos en el ambiente y, por lo tanto, en la salud de las
personas [1]. Se estima que la contaminación atmosférica está relacionada con millones de muertes
prematuras cada año [2].
A nivel mundial, el sector transporte consume alrededor de 49.24% de los productos
petrolíferos, que representa el 31.17% del consumo total energético y produce el 32.13% de las
emisiones de gases de efecto invernadero [3]. Durante 2022 en México el sector transporte representó
el 47.5% del consumo total de energía; de este consumo, 90.6% se debió al autotransporte [4]. Por lo
tanto, para frenar el cambio climático y el efecto de isla urbana de calor es necesario reducir el
consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al sector transporte
(Figura 1). Durante el confinamiento debido a la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 se dio una
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en este sector [5]. Bajo las políticas
actuales, tanto la demanda de movilidad como las emisiones del transporte seguirán creciendo hasta
2050; solamente se conseguirán reducciones importantes bajo escenarios con políticas de alta
ambición en mitigación [6].
Ciertos estudios indican que algunas estrategias para lograr un transporte sostenible
consisten en reducir el kilometraje y, por lo tanto, el consumo de combustible mediante la
aplicación de distintos tipos de impuestos sobre los combustibles fósiles y los automóviles
altamente contaminantes [7], [8]. Otras estrategias son mejorar los combustibles alternativos y
promover los automóviles ecológicos. El transporte eléctrico se destaca como una solución necesaria
para reducir la contaminación atmosférica y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Figura 1:Automóviles emitiendo gases contaminantes en la ciudad.
Los gobiernos de todo el mundo planean adoptar los vehículos eléctricos para construir un sistema de transporte sostenible [9]; específicamente, se planea que los usuarios de autos convencionales realicen una transición hacia autos eléctricos. En este punto surge la pregunta: ¿la adopción de autos eléctricos ayudará a construir un sistema de transporte sostenible? A continuación, intentaremos brindar información suficiente al lector para responderla.s
Algunos conceptos clave
A continuación, se explican brevemente algunos conceptos para ayudar a responder la pregunta de
investigación planteada.
Transporte sostenible
La sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de
las generaciones futuras para satisfacer las suyas, al tiempo que busca el bienestar social,
económico y ambiental. De esta manera, el transporte sostenible tiene que ver con el desarrollo de
soluciones de movilidad que contribuyan a reducir significativamente la emisión de contaminantes
atmosféricos, sean accesibles para toda la población y además brinden seguridad y cuiden la salud
pública [10].
Combustibles alternativos
Algunos combustibles alternativos son etileno y metanol producidos a partir de biomasa; así como
etanol, distintos tipos de biodiésel y el hidrógeno verde, rosa y amarillo producidos a partir de
fuentes renovables, nucleares y solares, respectivamente [11]. Con la sustitución de combustibles
fósiles tradicionales se pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; sin embargo,
la producción y uso de combustibles alternativos también tiene impactos negativos en el ambiente y
la salud pública.
Automóvil ecológico
Los automóviles ecológicos utilizan tecnologías que parecen ser más limpias en comparación con los
vehículos convencionales que queman gasolina o diésel. Algunos ejemplos son automóviles a etanol y
biodiesel, de celda de combustible (hidrógeno), híbridos, eléctricos y solares que se encuentran en
desarrollo o con una incipiente comercialización.
En la siguiente sección analizaremos si los autos eléctricos forman parte del transporte
sostenible.
Autos eléctricos
Recordemos que una de las características del transporte sostenible es que debe contribuir a reducir
la emisión de contaminantes atmosféricos. Los autos eléctricos permiten sustituir derivados del
petróleo (gasolina y diésel) por electricidad como fuente de energía. De esta manera, el uso masivo
de autos eléctricos implica un aumento de la demanda de energía eléctrica. Por lo tanto, la
disminución de emisiones depende de las fuentes utilizadas para producir la electricidad [12]. Es
decir, si la electricidad se produce a partir de fuentes fósiles no se tendrá una reducción real de
emisiones.
En 2022, alrededor del 61.3% de la electricidad producida en el mundo provino de fuentes de
origen fósil; mientras que en México el porcentaje fue aún mayor, ya que representó más del 70% [13]
(Figura 2).
Figura 2: Generación eléctrica por fuente en México (SENER, 2023).
Por otra parte, el uso a gran escala de autos eléctricos enfrenta barreras debido a su mayor costo inicial, la limitada autonomía de las baterías, la falta de estaciones de recarga [14], el tiempo empleado para cargar el vehículo y el impacto negativo a los sistemas eléctricos debido a su recarga masiva [15]. Esta última barrera se refiere a que la recarga simultánea de autos eléctricos puede provocar problemas en la calidad de energía como caídas de tensión, armónicos y desequilibrios trifásicos, entre otros.Medidas factibles para lograr un transporte sostenible
Coche compartido
Una medida para disminuir el número de vehículos en circulación es el coche compartido, que consiste
en compartir el automóvil con varias personas que realizan el mismo trayecto. Esta medida ayuda a
reducir la necesidad de plazas de estacionamiento, disminuye la contaminación atmosférica y reduce
la congestión vehicular, lo cual podría disminuir el tiempo de traslado.
Transporte público
Otra medida es construir un sistema de transporte público sostenible e inclusivo que tome en cuenta
factores como el tiempo de viaje, la seguridad, la limpieza, la comodidad, el equipamiento de los
vehículos y estaciones, horarios extendidos de operación (preferentemente 24 horas) y accesibilidad
para todos los usuarios. Una sola unidad de transporte público puede sustituir un gran número de
automóviles individuales (por ejemplo, un metrobús puede sustituir más de 100 automóviles),
reduciendo así congestión y emisiones, con costos reducidos para los usuarios.
Movilidad activa
La movilidad activa consiste en trasladarse realizando actividad física; por ejemplo, caminar o usar
bicicleta, patines o scooter (Figura 3).
Figura 3: Ejemplos de movilidad activa.
Esto permite moverse de forma respetuosa con el ambiente, ya que no genera ruido ni emisiones
contaminantes; adicionalmente, tiene beneficios económicos y para la salud. Se ha comprobado que la
movilidad activa se asocia con menor probabilidad de padecer sobrepeso, diabetes e hipertensión en
comparación con quienes usan auto privado [22]. También da acceso a la movilidad a grupos de la
población sin auto privado, por lo que promueve inclusión social. Por todo lo anterior, puede
considerarse el modo de transporte más sostenible en las ciudades [23].
Sin embargo, la movilidad activa implica una mayor exposición a contaminantes atmosféricos;
aunado a esto, la infraestructura mal diseñada (Figuras 4 y 5) y la conducción peligrosa de
automovilistas desalientan los desplazamientos a pie y en bicicleta [22].
Tanto el transporte público como la movilidad activa requieren diseño y mantenimiento de
infraestructura adecuada para peatones, ciclistas y pasajeros. Por ejemplo, calles peatonales,
banquetas anchas y libres de obstáculos; carriles seguros para bicicleta y lugares de aparcamiento;
unidades de transporte limpias, seguras y cómodas. Esta infraestructura debe garantizar
accesibilidad a todo tipo de usuarios, incluidos adultos mayores, jóvenes, niños y personas con
discapacidad; es decir, debe garantizar la seguridad de los “usuarios vulnerables en las vías
públicas”. Su adopción no es tan rápida como se esperaría, ya que existe una preferencia marcada por
el uso de auto privado, incluso si en las ciudades la tendencia es conducir menos de 100 km al día
[24].
Figura 4: Banqueta mal diseñada debido a que es demasiado estrecha y tiene obstáculos para los peatones.
Figura 5: Ejemplo de una ciclovía peligrosa debido a que no hay división física para los automóviles [25].
En la Tabla 1 se muestran las emisiones de dióxido de carbono y la energía necesaria para trasladarse
1 km; también se muestra la ocupación promedio del medio de transporte. Se observa que si bien los
vehículos eléctricos tienen menores emisiones y consumo de energía, no son comparables con el
transporte público, especialmente con el metro. Por otro lado, las alternativas más amigables con el
ambiente son la bicicleta y la caminata; es decir, la movilidad activa.
Tabla 1. Comparativa de emisiones, energía y cantidad de usuarios por tipo de transporte
(elaboración propia con información de las fuentes citadas).
| Tipo | Emisiones (gCO2e/km) |
Energía (MJ/km) |
Ocupación (personas) |
| Automóvil | 150 - 220 | 0.7 – 1.3 | 1.4 – 1.6 |
| Automóvil eléctrico | 60 -120 | 0.7 – 1.3 | 1.4 – 1.6 |
| Autobús | 60 - 100 | 0.2 – 0.5 | 25 - 40 |
| Metro | 15 -50 | 0.1 – 0.2 | +100 |
| Bicicleta | 0 | 0 | 1 |
| Caminata | 0 | 0 | 1 |
Conclusión
¿La adopción de autos eléctricos ayudará a construir un sistema de transporte sostenible?
La respuesta es no. Los autos eléctricos, por sí solos, no son la respuesta para alcanzar un
transporte sostenible. Es incuestionable que contribuyen de manera importante si se acompañan con la
producción de electricidad a partir de energías limpias y políticas públicas que prioricen el
transporte público y la movilidad activa. La electrificación reduce emisiones de ciclo de vida
frente a los vehículos de combustión interna, pero no es suficiente para un sistema urbano
sostenible sin la debida planificación que la complemente con electricidad “verde” [26].
¿Hay otras medidas factibles para lograr un transporte sostenible?
La respuesta es sí. Otras medidas son el transporte público y la movilidad activa.
Un entorno “tóxico” puede ir más allá de la contaminación e incluir discriminación y
privilegios
para unos cuantos; una ciudad sin banquetas adecuadas, comunidades cerradas e inseguridad privilegia
el uso del automóvil, con lo que la gente más rica tiene más derechos [27]. Por desgracia, la
transición de autos de combustión interna a autos eléctricos parece incrementar este ambiente
“tóxico”.
Además, la adopción masiva de autos eléctricos no contribuirá a disminuir la contaminación
atmosférica a menos que se sustituyan fuentes fósiles por energías limpias; esto sin mencionar la
enorme cantidad de materia prima que se requiere para fabricar baterías mediante minería, una
actividad altamente contaminante. También se requiere gran inversión en infraestructura de recarga y
posibles carreteras eléctricas; dicha inversión podría utilizarse para promover medios de transporte
más accesibles y sostenibles.
Para alcanzar un sistema de transporte sostenible se debe promover e invertir en
infraestructura
para transporte público y movilidad activa, teniendo en cuenta el bienestar de la población como
principal objetivo. Esto reducirá la propiedad y uso del auto privado al mismo tiempo que
disminuirán las desigualdades, con beneficios en salud pública y calidad de vida. Por lo tanto, el
transporte público y la movilidad activa deberían ser la piedra angular de las estrategias para
disminuir la contaminación acústica, la contaminación del aire y la congestión del tráfico
vehicular.
Referencias