¿Será que la práctica realmente hace al maestro?
Brandon Yahir Templos Marín
Estudiante de Ingeniería Biomédica en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Cuando una persona se propone aprender algo, ya sea tocar un instrumento, cocinar, andar en
bicicleta o incluso conducir un auto, son necesarias la práctica y la disciplina. Una forma de
motivar a alcanzar el objetivo deseado es la famosa frase “La práctica hace al maestro”. Si bien
esta frase nos indica que para perfeccionar una tarea es necesaria la práctica constante, el proceso
neurológico que conlleva perfeccionar una actividad es igualmente fascinante.
A través de un exhaustiva investigación, Bellafard y colaboradores del Departamento de
Neurología de la Universidad de California estudiaron cómo la práctica ayuda a que los recuerdos a
corto plazo se vuelvan más claros y estables [1]. El estudio, publicado en la revista Nature,
incluyó varios experimentos en ratones para observar cómo cambian estos recuerdos con el tiempo. Se
encontró que, con la práctica continua, las representaciones de la memoria de trabajo se volvían más
estables y precisas, sugiriendo un proceso de cristalización de la información en el cerebro, es
decir, los recuerdos y habilidades, inicialmente frágiles y dispersos, se vuelven claros, estables y
duraderos. Estos hallazgos son cruciales para comprender cómo se forma y se mantiene la memoria a
corto plazo.
Al realizar actividades diarias como leer, escribir, hablar, orientarse e incluso imaginar,
utilizamos un concepto denominado memoria de trabajo. La memoria de trabajo es la capacidad de
almacenar y manipular información temporalmente en nuestros cerebros, esencial para muchas funciones
cognitivas. Esta memoria puede verse afectada por varios trastornos neurológicos y psiquiátricos. Se
piensa que para mantener este tipo de memoria es necesaria la actividad persistente o secuencial en
el cerebro.
Para orientar la investigación, Bellafard y sus colaboradores se plantearon dos preguntas
clave respecto a las representaciones neuronales durante el aprendizaje: 1. ¿Qué tan estables son
las representaciones de la memoria de trabajo a medida que el ratón aprende y se vuelve experto en
la tarea? 2. ¿Cuál es el papel de estas representaciones en el desempeño de la tarea?
El experimento consistió en entrenar ratones en una tarea que involucraba olores. Los
ratones mantenían la cabeza fija y olían un primer olor por un segundo. Después se dejaban pasar 5
segundos sin que el ratón recibiera un olor. Una vez concluidos los cinco segundos, el ratón recibía
un segundo olor durante un segundo. Los tiempos y concentraciones de olor fueron estratégicamente
establecidos para mantener periodos de retraso más largos o concentraciones de olor más bajas, los
cuales disminuían el desempeño de los ratones.
Los ratones tenían que recordar el primer olor y luego compararlo con un segundo olor. Si
la combinación de olores era correcta, ganaban agua como recompensa. Se buscaba saber cómo los
ratones recuerdan estos olores y cómo mejora su memoria a medida que practican. Después de muchas
sesiones de práctica, los ratones se volvieron muy buenos en el juego, acertando más del 94% de las
veces.
Este estudio ayuda a entender cómo el cerebro se adapta y mejora con la práctica y cómo
diferentes partes del cerebro trabajan juntas para recordar y utilizar información. Esto es
importante porque puede enseñarnos más sobre cómo aprendemos y cómo podemos mejorar nuestras
habilidades con el tiempo, sugiriendo que la práctica realmente hace al maestro.
Referencias